Posted on :
noviembre 13, 2020
| By :
LUIS GERMÁN ECHAVARRIA
Definición y
relevancia de la Agricultura Familiar (AF) como estrategia de desarrollo
social, económico y productivo en Colombia
Universidad
Nacional Abierta y a Distancia UNAD Vicerrectoría de inclusión Social para el
Desarrollo Regional y la Proyección comunitaria
Sistema
de Servicio Social Unadista SISSU
Fase
3. Acción y Evaluación
Nombre
del estudiante
Luis Germán Echavarría
Nombre
del tutor
Laura Melissa Quintero
Medellín, Noviembre 30 de 2020
Introducción
El desarrollo de la fase tres tiene por propósito la visibilizarían y reconocimiento de las acciones solidarias adelantadas por mi comunidad en aspectos políticos, económicos, sociales y culturales desde el marco de la realidad social comunitaria en la generación de soluciones a las problemáticas identificadas durante la acción solidaria.
El hambre puede ser considerada como la mayor expresión de pobreza, afecta uno de los derechos más importantes en nuestra nación: el derecho a una alimentación suficiente, por lo cual desde la acción solidaria aportaremos al mejoramiento desde los hogares en posibles alternativas que mitiguen este impacto en nuestras comunidades.
AGRICULTURA FAMILIAR Y ECONOMÍA
SOLIDARIA
La Agricultura Familiar es la forma de realizar las actividades agrícolas, pecuarias, silvícolas, acuícolas y pesqueras que dependen fundamentalmente del trabajo familiar de hombres y mujeres, aporta a la seguridad y soberanía alimentaria, contribuye a la protección de la biodiversidad, provee la mayor oportunidad del trabajo rural, desarrolla conocimientos propios del hacer agrícola y se apoya en fuertes redes familiares y comunitarias.
A pesar del alto grado de concentración de propiedad sobre la tierra, el atraso y abandono del campo, la agricultura familiar representa cerca del 70% de nuestros agricultores y produce el 80% de los alimentos que consumimos. Ella es una oportunidad para dinamizar economías locales y redistribuir más equitativamente la tierra y la riqueza, si se combina con políticas públicas integrales, destinadas a la protección social y al bienestar de las comunidades.
Colombia ha vivido un conflicto armado que nos ha afectado por largas décadas. El logro de la Paz requiere reconstruir el tejido social roto por la violencia, ampliar el bienestar de la población, pagar la deuda histórica que tenemos con el campo, fortalecer la democracia y sus instituciones. Por eso, la agricultura familiar, la Economía Solidaria y las Organizaciones Solidarias son valiosos instrumentos para consolidar la paz, la equidad y la democracia.
La experiencia de personas, comunidades y organizaciones, demuestra que es posible producir, distribuir y consumir con lógicas de cooperación y solidaridad; apoyar un COMERCIO JUSTO otorgando un precio justo al productor, un precio justo al consumidor, un margen justo al distribuidor; Fomentar unas FINANZAS ETICAS controlando la especulación y facilitando el acceso de los más pobres al crédito; estimular un CONSUMO RESPONSABLE entendiendo que nuestras compras benefician o afecta a alguien y/o al ambiente. Se necesita más empresarios responsables y solidarios con la sociedad y el ambiente. Se necesita más Estado en el mercado y menos mercado en el Estado; La Paz necesita una economía más solidaria.
Según la Organización mundial de la salud (OMS) las personas cuentan con seguridad alimentaria cuando tienen acceso permanente a alimentos con nutrientes aptos para su desarrollo integral, los cuales les permiten tener una vida sana y activa. Para que una persona o comunidad tenga seguridad alimentaria debe cumplir tres elementos esenciales, como son la disponibilidad de alimentos, acceso a los alimentos y uso de los alimentos (OMS, 2018). Esto hace referencia principalmente a la disponibilidad suficiente y consistente de los alimentos, teniendo en cuenta el nivel de producción, el intercambio de productos y el acceso a los mismos.
Sin embargo, bajo este escenario nace una problemática mundial de inseguridad alimentaria, la cual surge entre otros aspectos por la implementación de modelos económicos que no están acorde a las necesidades territoriales. Modelos con insuficientes elementos para atender la creciente sociedad globalizada, el deterioro ambiental que disminuye la fertilidad del suelo y la productividad del mismo, así como catástrofes asociadas al cambio climático, inundaciones, altas temperaturas, y sequías, entre otros. Estos fenómenos económicos, ambientales, políticos y sociales, han venido ampliando las brechas a nivel de los países de Latinoamérica, traducidos en inequidad, acceso limitado a la educación, al trabajo digno, a la vivienda y por su puesto a una alimentación sana, suficiente y nutritiva, en la región (Álvarez y Pérez, 2013).
Los referidos autores destacan como estas brechas afectan de manera continua y permanente la seguridad alimentaria y el estado nutricional de sus habitantes, en correspondencia con las cifras emitidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) producto del análisis realizado sobre el estado de subnutrición de la región (Landon, 2005).
Colombia ha vivido un conflicto armado que nos ha afectado por largas décadas. El logro de la Paz requiere reconstruir el tejido social roto por la violencia, ampliar el bienestar de la población, pagar la deuda histórica que tenemos con el campo, fortalecer la democracia y sus instituciones. Por eso, la agricultura familiar, la Economía Solidaria y las Organizaciones Solidarias son valiosos instrumentos para consolidar la paz, la equidad y la democracia.
La experiencia de personas, comunidades y organizaciones, demuestra que es posible producir, distribuir y consumir con lógicas de cooperación y solidaridad; apoyar un COMERCIO JUSTO otorgando un precio justo al productor, un precio justo al consumidor, un margen justo al distribuidor; Fomentar unas FINANZAS ETICAS controlando la especulación y facilitando el acceso de los más pobres al crédito; estimular un CONSUMO RESPONSABLE entendiendo que nuestras compras benefician o afecta a alguien y/o al ambiente. Se necesita más empresarios responsables y solidarios con la sociedad y el ambiente. Se necesita más Estado en el mercado y menos mercado en el Estado; La Paz necesita una economía más solidaria.
Según la Organización mundial de la salud (OMS) las personas cuentan con seguridad alimentaria cuando tienen acceso permanente a alimentos con nutrientes aptos para su desarrollo integral, los cuales les permiten tener una vida sana y activa. Para que una persona o comunidad tenga seguridad alimentaria debe cumplir tres elementos esenciales, como son la disponibilidad de alimentos, acceso a los alimentos y uso de los alimentos (OMS, 2018). Esto hace referencia principalmente a la disponibilidad suficiente y consistente de los alimentos, teniendo en cuenta el nivel de producción, el intercambio de productos y el acceso a los mismos.
Sin embargo, bajo este escenario nace una problemática mundial de inseguridad alimentaria, la cual surge entre otros aspectos por la implementación de modelos económicos que no están acorde a las necesidades territoriales. Modelos con insuficientes elementos para atender la creciente sociedad globalizada, el deterioro ambiental que disminuye la fertilidad del suelo y la productividad del mismo, así como catástrofes asociadas al cambio climático, inundaciones, altas temperaturas, y sequías, entre otros. Estos fenómenos económicos, ambientales, políticos y sociales, han venido ampliando las brechas a nivel de los países de Latinoamérica, traducidos en inequidad, acceso limitado a la educación, al trabajo digno, a la vivienda y por su puesto a una alimentación sana, suficiente y nutritiva, en la región (Álvarez y Pérez, 2013).
Los referidos autores destacan como estas brechas afectan de manera continua y permanente la seguridad alimentaria y el estado nutricional de sus habitantes, en correspondencia con las cifras emitidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) producto del análisis realizado sobre el estado de subnutrición de la región (Landon, 2005).
La inseguridad alimentaria en Colombia tiene una mayor prevalencia en los departamentos con más proporción de población en situación de pobreza.
Referentes teóricos
La acción solidaria y su aporte a la
sostenibilidad socioambiental
Tradicionalmente el concepto de solidaridad ha estado asociado a un valor moral, ese apoyo que pueden generar los seres humanos a sus pares en el momento que requieren ayuda económica, espiritual, humanitaria, entre otros. Esta perspectiva ha contribuido a que la solidaridad se oriente hacia la caridad, el asistencialismo e incluso la responsabilidad social de entidades y empresas. Por lo anterior, se hace la claridad que desde la prestación del servicio social de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Unadista), se pretende renovar el concepto de solidaridad en el contexto comunitario, para promover el reconocimiento de las problemáticas y los recursos con los que cuentan las comunidades. Con ello fortalecer el acompañamiento al líder transformador; que en este caso es un estudiante servidor social en la promoción y puesta en marcha de acciones solidarias que respondan de manera pertinente con las necesidades de sus comunidades.
Para este fin se propone el concepto de acción solidaria, entendida como el conjunto de hechos voluntarios y organizados de una comunidad, que a partir de la acción comunicativa buscan transformar una realidad en pro del beneficio social y el desarrollo comunitario (Moreno, en prensa). Por tanto, la acción solidaria nace a partir del proceso comunicativo desarrollado por un grupo de personas, motivadas por un sentimiento de cooperación para transformar su entorno y mejorar su calidad de vida (Sistema de Servicio Social Unadista SISSU).
En este sentido, las acciones solidarias desarrolladas por los estudiantes de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), prestadores del servicio social en el marco del proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases de Polyethylene terephthalate (PET)”, buscan aportar a las situaciones de seguridad alimentaria del contexto local mediante actividades formativas y participativas que vinculan a las comunidades en la solución a sus problemáticas o en la búsqueda de prácticas innovadoras que potencien sus recursos.
Las acciones solidarias desde el núcleo temático de huertas caseras se desarrollan en el marco de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ONU, 2015), en tanto, se pretende aportar a la promoción que todos los hombres y mujeres, en particular aquellos considerados vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, así como acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros bienes donde se incluye una alimentación sana y balanceada. Así mismo, se enmarca en las políticas que pretenden erradicar el hambre y asegurar el acceso de todas las personas a los nutrientes básicos, e igualmente, poner fin a la malnutrición, duplicar la productividad agrícola, y aumentar los recursos de los pequeños productores de alimentos (ONU, 2015).
Con lo anterior y atendiendo a una necesidad creciente en el territorio boyacense se desarrolla la prestación del servicio social Unadista en articulación con la Escuela de Ciencias Agrícolas Pecuarias y del Medio Ambiente (ECAPMA)- UNAD, con el proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases tipo PET”.
Para este fin se propone el concepto de acción solidaria, entendida como el conjunto de hechos voluntarios y organizados de una comunidad, que a partir de la acción comunicativa buscan transformar una realidad en pro del beneficio social y el desarrollo comunitario (Moreno, en prensa). Por tanto, la acción solidaria nace a partir del proceso comunicativo desarrollado por un grupo de personas, motivadas por un sentimiento de cooperación para transformar su entorno y mejorar su calidad de vida (Sistema de Servicio Social Unadista SISSU).
En este sentido, las acciones solidarias desarrolladas por los estudiantes de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), prestadores del servicio social en el marco del proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases de Polyethylene terephthalate (PET)”, buscan aportar a las situaciones de seguridad alimentaria del contexto local mediante actividades formativas y participativas que vinculan a las comunidades en la solución a sus problemáticas o en la búsqueda de prácticas innovadoras que potencien sus recursos.
Las acciones solidarias desde el núcleo temático de huertas caseras se desarrollan en el marco de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ONU, 2015), en tanto, se pretende aportar a la promoción que todos los hombres y mujeres, en particular aquellos considerados vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, así como acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros bienes donde se incluye una alimentación sana y balanceada. Así mismo, se enmarca en las políticas que pretenden erradicar el hambre y asegurar el acceso de todas las personas a los nutrientes básicos, e igualmente, poner fin a la malnutrición, duplicar la productividad agrícola, y aumentar los recursos de los pequeños productores de alimentos (ONU, 2015).
Con lo anterior y atendiendo a una necesidad creciente en el territorio boyacense se desarrolla la prestación del servicio social Unadista en articulación con la Escuela de Ciencias Agrícolas Pecuarias y del Medio Ambiente (ECAPMA)- UNAD, con el proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases tipo PET”.
Dentro de los principales logros se puede resaltar el trabajo comunitario, el rol del estudiante Unadista como líder trasformador de su realidad local mediante capacitaciones sobre educación ambiental y seguridad alimentaria, la elaboración de ejemplos de huertas caseras y el aprovechamiento de residuos sólidos orgánicos y del material PET, dejando en su comunidad una iniciativa de reflexión sobre la seguridad alimentaria, y la huerta casera como una opción de sostenibilidad socio/ambiental.
Plataforma de conocimientos sobre
agricultura familiar
La Plataforma de conocimientos sobre agricultura familiar reúne información digital de calidad sobre la agricultura familiar de todo el mundo, considerando leyes y reglamentos nacionales, políticas públicas, buenas prácticas, datos y estadísticas pertinentes, así como investigaciones, artículos y publicaciones.
Proporciona un punto de acceso único a información internacional, regional y nacional sobre cuestiones relativas a la agricultura familiar, integrando y sistematizando la información existente. De esta manera se puede informar mejor y prestar asistencia basada en conocimiento a los responsables de la formulación de políticas, las organizaciones de agricultores familiares, los expertos en desarrollo y a todas las partes interesadas en el terreno y a nivel base.
La Plataforma de conocimientos sobre agricultura familiar reúne información digital de calidad sobre la agricultura familiar de todo el mundo, considerando leyes y reglamentos nacionales, políticas públicas, buenas prácticas, datos y estadísticas pertinentes, así como investigaciones, artículos y publicaciones.
CONCLUSIONES
La agricultura familiar es de interés general el cual requiere de capacitación y estrategias de promoción para que sean desarrolladas de una manera consciente y responsable por las comunidades contribuyan desde las familias con el desarrollo sostenible de las mismas.
La agricultura implementada desde los hogares sensibiliza y contribuye a la calidad de vida de las familias, rescatando las costumbres culturales de nuestros ancestros, adicionalmente promueve y genera valor al cuidado del medio ambiente.
La contingencia sanitaria llevo a las comunidades a aprender nuevas formas de comunicación y acerco a todas las poblaciones a ambientes virtuales.
El rol del psicólogo desde las acciones solidarias es de suma importancia para concientizar y llevar a las comunidades a actuar desde sus entornos para encontrar alternativas de solución a las distintas problemáticas.
Los participantes de la encuesta son una clara muestra que la comunidad presenta interés y está dispuesta a aprender sobre oportunidades que conlleven a soluciones que mejoren la calidad de vida de sus familias.
La acción solidaria consiste en “trabajar de forma colectiva objetivos colectivos” (Rebollo, 2012).
Fundamentado en el enfoque participativo sociocrítico, se concibe la ciudadanía desde una concepción grupal, bajo principios de organización, autonomía y fortalecimiento de las relaciones de poder entre los grupos sociales involucrados (Montero, 2003; Barbero y Cortés, citados en Rebollo, 2012).
Esta concepción se evidencia a través del trabajo realizado con las familias investigadas; se parte de sus perfiles para identificar potencialidades de desarrollo, con base a sus capacidades, habilidades y recursos, de manera que puedan intervenir en la solución de problemas del contexto, de forma consciente, comprometida y crítica. Implica transformación del entorno en correspondencia con las necesidades y aspiraciones, tanto individuales como colectivas. (Montero, citado en Rebollo, 2012).
Esto se manifiesta en la implementación de acciones solidarias, desde la formación participativa en el tema de huertas caseras y manejo de residuos; se alcanza el fortalecimiento y mejoramiento de la calidad de vida de las familias participantes, en tanto la promoción y apropiación de hábitos de vida saludables relacionados con el manejo de sus alimentos.
Con la implementación del proyecto se inicia una producción alimentaria en el núcleo familiar, se propicia una mayor disposición de alimentos y un mayor porcentaje de ingresos, que pueden atender otras necesidades básicas. Al aumentar la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos, se favorece la seguridad alimentaria, produciendo alimentos de mayor calidad, lo que genera una disminución del hambre en las poblaciones, y repercute en la disminución de la pobreza desde los microterritorios. A decir de Carrera, Bravo, Marín y Crasto (2013), el territorio resulta un componente clave para los procesos de desarrollo desde la articulación entre los diferentes sectores sociales.
Se valida la importancia de la interacción social desde la acción comunicativa, para que las dinámicas academia-comunidad, posibiliten acciones solidarias con alta pertinencia social. Lo anterior se evidencia con el desarrollo de un proceso de identificación con la comunidad sobre los aspectos más importantes que sirven para proveer el diseño y desarrollo de las actividades posteriores. Siempre considerando las características de la comunidad, de manera tal que el proyecto responda a las necesidades y requerimientos expuestos desde las voces de los actores clave.
Con el diseño y la implementación del plan de acción, se consolida el aprendizaje reciproco con las comunidades. Desde la academia se atienden vacíos de conocimiento y desde la comunidad se establecen mecanismos de asociatividad, para que en equipo se reconozcan necesidades, recursos y fortalezas presentes en las comunidades, y se proyecten procesos de auto-gestión para la transformación territorial en el marco de la sostenibilidad.
La acción solidaria logra la generación de compromisos para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la creación de buenos hábitos alimenticios; se genera una conciencia ambientalista de carácter transformador con base a las situaciones contextuales. Se logra así la participación en la creación de huertas casera tipo PET en su vivienda. Por otro lado, la acción solidaria permite profundizar en el conocimiento de los perfiles de las comunidades y grupos organizados interviniente; igualmente, el uso sostenible de los envases PET, contribuyendo a la reutilización de este material, que genera efectivos negativos en el ambiente.
Se puede concluir que, si la población cuenta con una mejor oferta alimenticia, garantiza una óptima ingesta de nutrientes, lo que conlleva mejores niveles de bienestar y estado de salud en los habitantes. En el desarrollo de la acción solidaria, se hace especial énfasis en el tema educativo y de formación, con el fin de garantizar el correcto funcionamiento y la sostenibilidad de las acciones realizadas.
El desarrollo de acciones solidarias contribuye a que las comunidades puedan entender, analizar y gestionar su bienestar social. Por ejemplo, desde la presente investigación, las familias se concientizan sobre la seguridad alimentaria y la importancia que tiene para su desarrollo personal, familiar y social. Y desde la académica se valida la fuerza de las acciones solidarias en el empoderamiento comunitario, marcado por el reconocimiento y apropiación de problemáticas y recursos, y en la conformación de gestores sociales, que piensan, sienten y promueven el bienestar comunitario, como verdaderos líderes transformadores y solidarios en el marco del desarrollo sostenible y sustentable.
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